domingo, 6 de enero de 2013

PRÓLOGO.

Realmente, ya no sé ni quién soy. A veces soy agradable, otras gracioso, y otras un completo capullo. ¿Qué ha sido de mi personalidad? ¿Aquella que me hacía tener tantos amigos? Por supuesto que conozco la respuesta. No se trata de que haya crecido, ni madurado, ni nada por el estilo, puesto que en vez de maduro, cada día me encuentro más inmaduro. Mi forma de actuar respecto a la gente que me rodea, ha cambiado notablemente. Lo peor es que todo ha sido involuntario, aunque no me excuso de que no sea en parte por mi culpa. Yo acepté. Acepté el reto propuesto por mi estúpido hermano mayor y sus amigos. Yo era joven, bueno, más joven e inexperto. Era mi primer año en el instituto, y como cualquier otro crío, quería triunfar. Ahora no sé si sentirme orgulloso por estar a punto de conseguirlo, o sentirme un completo gilipollas, que quizás es lo que soy. Es lo que me dicen. Mi conducta ha hecho que pierda a gente que realmente quiero. Como por ejemplo, a ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario